sábado, 21 de diciembre de 2013

Feliz Navidad...

Epifanía de la Iglesia de la Asunción de Navasa, siglo XII, Museo Diocesano de Jaca
... y próspero 2014.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Pantocrátor de San Clemente de Tahull


Pintura al fresco con retoques al temple (h.1123). Actualmente, en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (Barcelona).

En 1123 el obispo Ramón de Roda de Isábena consagra en Tahull (valle de Bohí, Lérida) una iglesia dedicada a San Clemente, de tres naves con sus ábsides, techumbre de madera y una característica torre campanario. El ábside central, de 4 metros de diámetro, posee una espectacular decoración pintada.

La mitad inferior del semicilindro no se ha conservado, pero posiblemente poseía cortinajes, bandas y formas geométricas... La mitad superior se compartimenta en registros horizontales azul y rojo, y sobre ellos se pinta un pórtico formado por columnas (líneas onduladas fingen el veteado) y siete arcos rebajados, de los que el central cobija la ventana. Los otros contienen representaciones de la Virgen y de cinco apóstoles: Bartolomé, Tomás (incompleto), Juan, Santiago y Felipe (desaparecido). Sobre los arcos, un largo friso contiene sus nombres.

El cuarto de esfera se divide en tres grandes bandas horizontales (azules claro y oscuro, y ocre) y contiene la apocalíptica Maiestas Domini. En el centro, de tamaño muy superior a las restantes figuras, vemos a Cristo. El trono, la mandorla y el mundo poseen una rica decoración geométrica y vegetal. Viste túnica blanca y manto azul de abundantes pliegues. Su mano derecha bendice y la izquierda sostiene el Libro de la Vida, con la inscripción Ego sum lux mundi. A ambos lados de la cabeza penden las letras griegas α y ω, símbolos de Cristo como principio y fin de todas las cosas, representadas como lámparas votivas. Los tetramorfos se sitúan así: arriba, entre la mandorla y el límite de la bóveda, las figuras aladas que representan a Mateo y a Juan (éste con el águila simbólica en brazos); abajo, cuatro círculos con las figuras aladas de Marcos y Lucas y sus símbolos, león y toro, ambos alados y llenos de ojos. Entre ambos niveles, dos serafines (reconocibles por sus seis alas oceladas) alaban a Dios.

Se conservan otros fragmentos de la decoración pictórica que cubritía todos los muros. La clave del arco que da paso al ábside contiene la dextra Dei, símbolo creador de Dios Padre, que surge de un círculo. En el tramo anterior se encuentra, también en posición cenital, una representación del Agnus Dei, y en un plano inferior, la parábola del pobre Lázaro. Por último, en uno de los pilares se conserva la inscripción con los datos de dedicación del templo.

La obra, de gran calidad,  posee las características formales de la pintura románica: claridad compositica, colores vivos y planos, expresividad de las formas con hieratismo en los gestos, etc. La composición de la figura de Cristo está muy lograda: su cuerpo armonioso se inscribe en un pentágono alargado. La cabeza define el vértice; hombros y brazos (con el vuelo del manto) constituyen los lados superiores; las piernas los inferiores, que convergen hacia la reducida base delimitada por los pies.  El resultado es equilibrado y simétrico, y el único elemento que podría descompensarlo, el brazo derecho que bendice, se contrarresta cromáticamente con el libro de la vida.

San Mateo y un serafín
San Juan y otro serafín
San Lucas
San Marcos
María y los apóstoles
San Bartolomé y Santa María
San Juan
Dextra Dei
Agnus Dei
El pobre Lázaro
Detalle
Dedicatoria del templo

Pórtico de la Gloria

Jenaro Pérez Villaamil (1849-51)
Maestro Mateo, Pórtico de la Gloria en la catedral de Santiago de Compostela (h. 1188)

El pórtico de la Gloria fue el resultado de la renovación de la portada occidental de la catedral de Santiago de Compostela a finales del siglo XII. Comunica el atrio con las naves principal y laterales de la catedral, y fue encargada por el rey Fernando II de Castilla al Maestro Mateo, que contó con la colaboración de otros escultores. Conserva en parte la policromía original. Presenta un complejo programa iconográfico centrado en la Redención de la humanidad.

El arco izquierdo presupone el pecado original y se centra en la promesa mesiánica de redención. Están los que la reciben: Adán y Eva, Noé, Abraham, Moisés, David, las doce tribus de Israel. En las columnas y bajo un ángel con la inscripción Prophete predicaverunt naci Salvatorem de Virgine Maria, aparecen los profetas y otros personajes del Antiguo Testamento: Moisés, Isaías, Daniel, Jeremías, Judit, Ester. En un plano inferior se sitúa el sacrificio de Isaac, prefiguración de la muerte de Cristo.

El parteluz y las columnas de la derecha hacen referencia al Nuevo Testamento. En el primero se representa la Trinidad y la genealogía humana de Cristo (árbol de Jessé). En las restantes, y bajo un ángel con la inscripción Isti sunt triumphatores, facti sunt amici Dei, se encuentran los apóstoles, san Pablo, los otros evangelistas, y san Juan Bautista el precursor.

Sobre el dintel central ocho ángeles llevan los instrumentos de la Pasión: columna, cruz, corona de espinas, clavos, lanza, látigos, etc. Representan el cumplimiento de la promesa de redención, y a la vez nos trasladan al fin de los tiempos, representado en el resto de la portada.

El tímpano central representa el Juicio Final. El gran Cristo en majestad está sentado en su trono pero muestra las llagas de la pasión. Le enmarcan los cuatro evangelistas, en actitud de escribir, con sus animales simbólicos. A ambos lados cuarenta pequeñas figuras representan a la Iglesia triunfante, a los ya salvados. Desde el gran arco abocinado que cobija el tímpano, los veinticuatro ancianos interpretan alabanzas a Dios con sus detallistas instrumentos musicales.

El arco derecho contiene al arcángel san Miguel acompañado por los justos. Hacia el exterior se sitúa la representación del infierno o del purgatorio con figuran monstruosas que atormentan a los pecadores, simbolizados por sus vicios característicos.

La importancia del Pórtico de la Gloria radica en dos aspectos: Por un lado, en la nueva concepción religiosa que trasciende. Aunque aún se mantiene el tono apocalíptico del románico, se privilegia al Cristo de la Pasión sobre el Cristo juez, se incide en la naturaleza humana de Cristo mediante el árbol de Jessé, etc. En resumen, predomina lo misericiordioso sobre lo amenazador.

Por otro lado, se observan perfectamente las nuevas tendencias estilísticas de fines del siglo XII. Se aprecia un mayor naturalismo en los cuerpos, en sus volúmenes, en los rasgos de la cara, en el tratamiento de los cabellos y de los pliegues. Un ejemplo en este sentido es el majestuoso Santiago peregrino que preside el parteluz. Además, los personajes se humanizan de un modo impensable en el románico: los apóstoles conversan entre sí, los ancianos afinan sus instrumentos, e incluso algunas figuras sonríen con un gesto que nos anuncia ya el primer gótico.


Arco de la izquierda
Profetas menores
Jeremías, Daniel, Isaías, Moisés
Santiago
Santiago
La Trinidad
El árbol de Jessé: María
El árbol de Jessé: David.
Pedro, Pablo, Santiago, Juan
Detalle
Tímpano
Tímpano
Copia
Cristo
Ángeles de la Pasión
Los veinticuatro ancianos
Ancianos
Fauces infernales
Monstruo
Maestro Mateo
O santo dos croques

San Pedro de Moissac


Portada de San Pedro de Moissac, Languedoc, Francia (1115-1130)

Reconstruida en la segunda mitad del siglo XI tras un incendio, la iglesia de San Pedro de Moissac recibirá su espléndida portada occidental ya en el siglo XII. Su decoración, centrada en el Apocalipsis se complementará con la de los capiteles del claustro.

Distinguimos, en primer lugar, las partes de la portada: el tímpano, majestuoso, sostenido por un dintel decorado con rosetas que contienen el símbolo de la cruz; bajo él, en el centro, un parteluz con leones inscritos cuidadosamente en un esquema geométrico. En las jambas, adaptadas al espacio alargado, otras figuras sagradas. Las tres arquivoltas responden a un arco ligeramente apuntado y están decoradas con palmetas y otros motivos vegetales.

El tímpano representa la característica Maiestas Domini inspirada en el Apocalipsis: Cristo triunfante rodeado por dos ángeles y los Tetramorfos. Unas líneas onduladas (el mar transparente) les separan de los veinticuatro ancianos, dispuestos en la parte inferior y en los dos laterales. Todos dirigen la vista a Cristo, y llevan instrumentos musicales y copas de perfumes, en representación de las alabanzas que le dirigen. Sigue detalladamente la descripción del último libro del Nuevo Testamento:

Vi un trono en el cielo, y alguien sentado en el trono. El que está sentado parece de jaspe y sardónice, y un arco iris rodea el trono, semejante a la esmeralda. Y alrededor del trono vi veinticuatro tronos, y sentados en los tronos veinticuatros ancianos vestidos de blanco, y sobre sus cabezas, coronas de oro. Del trono salen relámpagos, voces y truenos. Siete lámparas de fuego arden ante el trono: son los siete espíritus de Dios. Delante del trono, una especie de mar transparente como el cristal. En medio del trono y alrededor de él, hay cuatro seres vivos llenos de ojos delante y detrás. El primero es parecido a un león; el segundo, a un toro; el tercero tiene el rostro parecido al de un hombre; y el cuarto, se parece a un águila que vuela. Cada uno de los seres vivos tiene seis alas y están llenas de ojos por fuera y por dentro. Y repiten sin cesar día y noche: Santo, santo, santo es el Señor, el Dios omnipotente, el que era, el que es, el que ha de venir. (Apocalipsis 4, 2-8).

La cara externa del parteluz presenta un bestiario: tres parejas de fantásticos leones, símbolo de la fortaleza, salvaguardan el acceso al templo, y lo convierten en una fortaleza de Dios. En los laterales, el profeta Jeremías (Antiguo Testamento) y San Pablo (Nuevo Testamento), estilizados por el marco en que se encuentran, cumplen el mismo papel. Los pilares que sostienen el dintel a izquierda y derecha concluyen en unas originales columnillas formadas por segmentos curvos. Junto a ellas, San Pedro e Isaías.

En los muros laterales, y distribuidos en frisos y arquerías, aparecen distintas escenas. A la derecha, la Anunciación, la Visitación, la Epifanía con los reyes magos, la presentación en el Templo y la huida a Egipto. A la izquierda, la parábola de Lázaro y el rico Epulón, la muerte del avariento, y el infierno con el castigo de los vicios.

Desde el punto de vista formal destaca sobre todo el arcaísmo del Pantocrátor: solemnidad deshumanizada, rigidez de los miembros, relieve plano (el volumen se sugiere mediante pliegues distribuidos en bandas), quizás debido a la utilización de un modelo o miniatura. Los ancianos, en cambio, presentan un tamaño mucho menor (perspectiva jerárquica), formas redondeadas, y un relieve muy pronunciado, que se une a gestos y actitudes expresivas que animan las figuras. De este modo se logra un efecto de contraste entre lo divino y lo humano.

Las figuras de la parte inferior de la portada parecen ser posteriores. Son mucho más esbeltas y el juego de curvas y contracurvas les proporciona una animación nerviosa.
Esquema iconográfico
Tímpano
Otra fotografía del tímpano
Cristo en Majestad, con la mandorla estrellada, y, parcialmente, los Tetramorfos.
Los ancianos con instrumentos musicales y pomos de perfume.
Más ancianos; a la izquierda, una cinta en meandro.
Las arquivoltas; en la del centro posible representación del autor de la portada.
Los dos posibles escultores
El parteluz
Los leones
San Pedro
San Pablo
Jeremías
Isaías
Lateral derecho
Anunciación del ángel a María
Visitación de la Virgen a su prima santa Isabel
Epifanía...
... con los tres reyes magos.
Presentación en el Templo, y huída a Egipto.
Lateral izquierdo
Parábola del pobre Lázaro
Lázaro en el cielo con Abraham.
Muerte del rico Epulón
Epulón en el infierno
El infierno
Castigo de la lujuria