miércoles, 19 de marzo de 2014

Goya: Saturno devorando a su hijo

La Quinta del Sordo en 1900

Óleo mural pasado al lienzo. 146 por 83 cm. 1820-23 (arrancado en 1874). Museo del Prado (Madrid).

Se denominan Pinturas Negras a las decoraciones murales que un Goya septuagenario realiza en dos amplias habitaciones de su casa, la llamada Quinta del Sordo. En la situada en la planta se inferior se encuentran dos de las escenas más complejas, sugestivas y de mayores dimensiones: El Aquelarre y La Romería de San Isidro. Y en la pared situada entre ambas pinta otras dos que parecen estar relacionadas entre sí: Saturno devorando a su hijo, y Judith y Holofernes (la heroína judía que seduce y mata al viejo rey asirio).

En la mitología clásica Saturno (Cronos) representa el tiempo que devora todo, hasta sus propias obras, y se le representa como un anciano. Es el dios que ha destronado y mutilado a su padre, pero que se siente amenazado por el presagio que le anuncia que él lo será igualmente por uno de sus hijos, por lo que devora a sus hijos apenas han nacido. Pero el sexto es sustituido por una piedra envuelta en pañales, sin que Saturno advierta la diferencia; el niño Júpiter crecerá y se convertirá en el rey del los dioses tras vencer a su padre y rescatar a sus hermanos.

Goya representa un Saturno torturado, enloquecido y deforme, doblado sobre sí mismo mientras devora a dentelladas el cuerpo descabezado de su hijo, que agarra con fuerza con las dos manos. La mirada del espectador se ve atraída por la expresión del rostro: ojos desorbitados, boca exageradamente abierta, y cabello y barba encanecidos, desordenados y sucios enmarcando el conjunto. El cuerpo del dios emerge de la oscuridad espesa que constituye el fondo de la escena. Aparece desarticulado, impreciso, en una curiosa mezcla de decrepitud y tensión sobrehumana, como se observa en la crispación de las manos. El hijo destrozado es el centro de la composición, y contrasta lo blanquecino de sus carnes con el rojo brillante de la sangre.

Cromáticamente, la obra es de una gran sobriedad: presenta una gama de colores pardos (más o menos dorados, verdes o grises), sobre los que destacan las masas blanquecina: los ojos y la pierna izquierda de Saturno, el cuerpo del hijo... Y sobre este último, el relámpago rojo de la sangre que, más que brotar, ribetea el pequeño cuerpo. Estamos ya muy lejos del naturalismo, de la corrección anatómica, de la conquista de la realidad que triunfó en el renacimiento...

Es difícil saber con seguridad la intención de Goya al pintarla, como ocurre con las restantes pinturas negras. Resulta tentador darle un carácter político, e identificarlo con los personajes y acontecimientos contemporáneos: el dios (Fernando VII) que destrona a su padre (Carlos IV) y que devora a sus hijos (el pueblo español), y que finalmente caerá en un futuro próximo (el triunfo del liberalismo). Esta interpretación nos permitiría además relacionar la escena con la contigua: Judith (¿Riego? ¿liberalismo?) y Holofernes (¿Fernando VII? ¿absolutismo?).

Pero también, puesto que Saturno es el dios de la senilidad, se han propuesto otras explicaciones centradas más bien en las circunstancias personales de Goya: la grave enfermedad por la que ha pasado, sus relaciones con Leocadia Weiss, una mujer mucho más joven que él (¿Judith?), la muerte de casi todos sus hijos... En fin, otro experto señala que la ornamentación es la que corresponde a las villas de familias acomodadas, aunque transformada por el amargo humor negro del artista. Así, la planta baja, destinada a recepciones y comedor, debe decorarse con paisajes (La romería de San Isidro, El Aquelarre) y con bodegones o escenas que hagan referencia al acto de comer (el Saturno, los Dos viejos comiendo sopa, incluso la Judith, que mata a Holofernes tras un banquete).

Las pinturas negras tardarán en ser valoradas: no encontrarán comprador tras ser arrancadas en 1874. Sin embargo serán redescubiertas en el siglo XX, y se admirará en ellas la prefiguración de las corrientes expresionistas contemporáneas, y de forma muy relevante en el Saturno.

Localización original de las pinturas negras
Vista virtual de la planta baja
Foto de Laurent tomada en 1874, antes de la extracción de las pinturas.



Antecedentes y homenajes

Rubens (1636)
Giambattista Tiepolo (1745)
Ivan Akimov (1802)
Diego Latorre, (2008)
Rallito-X, Saturno, Barcelona
Acampada del movimiento 15M en la Puerta del Sol de Madrid (29 de mayo de 2011)

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