lunes, 28 de abril de 2014

Frank Lloyd Wright: Casa Kaufmann o de la Cascada


Bear Run, Pennsylvania (EEUU) 1935-1939

Edgar Kauffmann, director de unos grandes almacenes en Pittsburg, encarga a Wright la construcción de una casa en un lugar rocoso con una cascada, en medio de un bosque. El resultado es una obra maestra de la arquitectura organicista, perfectamente adaptada a su entorno natural, y fuente de inspiración para infinidad de casas hasta la actualidad.

Los materiales son variados. Se emplean materiales naturales, como la piedra o la madera, u otros procedentes de la tecnología moderna, como el hierro, el hormigón armado o el vidrio, todos ellos conjugados con los elementos naturales (las rocas, el agua o la vegetación). Pero lo que sorprende es la forma de utilizarlos. En la parte trasera del edificio, construye un núcleo vertical de piedra sin desbastar, la chimenea, como una torre, en el cual ensambla las diferentes dependencias y unas terrazas sobre una serie de planos de hormigón armado con parapetos lisos en los bordes, en voladizo, que se disparan hacia todas las direcciones. Esta utilización del hormigón es de una gran audacia técnica. Constituye un esqueleto sustentante del edificio que libera los muros de carga. Así pueden combinarse paredes de piedra con otras de vidrio sobre montantes metálicos muy delgados, de forma que parece que no hay separación entre el interior y las terrazas.

La planta de la casa es independiente en cada uno de los tres pisos: el inferior, con la entrada y la sala de estar, una gran terraza que vuela sobre la cascada y algunas dependencias más, como la cocina. El piso medio está dedicado a habitaciones y proyecta otra gran terraza que forma con la anterior un ángulo de 190º. Una parte de ella está cubierta, pero otra queda libre, no quitando luz ni sol a estas dependencias. En el piso superior están las habitaciones de los invitados.

En conjunto, dominan las líneas horizontales en consonancia con las del paisaje y horizonte, aunque también están equilibradas por las verticales de muros y soportes, o en el exterior de los árboles, las rocas, el agua que cae… Con esto busca la integración en el paisaje natural, cosa que consigue de forma magistral. La situación de la casa resulta muy pintoresca con sus juegos de luz y sombra, de claroscuro y de cambio y movimiento a distintas horas del día. En conclusión, esta obra supone la consecución total de la libertad de planta en el edificio, absoluta en cada uno de los pisos; la resolución del problema de la continuidad del espacio. Los planos horizontales de las terrazas se conjugan con los verticales de piedra. Con la utilización del vidrio en los exteriores se funde el espacio interior y el exterior.






Maqueta































No hay comentarios:

Publicar un comentario